Sobre una alfombra de música,
frívolo y vencedor, me recuerdo,
circundado entre el rojo y la cebra,
soñándome, sin ningún límite.
antonioolveira
miércoles, 16 de noviembre de 2016
lunes, 15 de agosto de 2016
Ayayay
Ay qué te quiero ay qué te quiero,
Ay que si te ví no me acuerdo.
Ay qué guapo ay qué guapo,
Ay que paso de tí que paso.
Ay qué emoción qué sentimiento,
Ay ni un like qué blanco el muro
Y qué muerto.
Ay que si te ví no me acuerdo.
Ay qué guapo ay qué guapo,
Ay que paso de tí que paso.
Ay qué emoción qué sentimiento,
Ay ni un like qué blanco el muro
Y qué muerto.
martes, 21 de junio de 2016
Donde agonizan flores
En su ataúd de vidrio,
Exhalando el suspiro postrero,
Un cuerpo sin cabeza
Derrama, como un río,
Sobre la fresca almohada,
Su sangre viva y roja,
Empapándose el lienzo
Con la avidez de un prado.
Rodeado de frascos,
De telas relucientes,
De lujuriosos muebles,
De mármoles, de cuadros,
De ropas perfumadas
Que arrastran sus pliegues escénicos,
En un cuarto tibio,
Como un invernadero
De aire fatal y
peligroso.
El día que creí morir.
jueves, 12 de marzo de 2015
QUIZASÍ Y QUIZANO. INVIERNO
(HABLANDO CADA UNO SOBRE UNA CAMA-TRAJE, EN DIFERENTES ESPACIOS, Y CON UN MÓVIL EN LA MANO)
QUIZASÍ: Hola QUIZANO
QUIZANO: Hola QUIZASÍ
QUIZASÍ: Hoy has aparecido en mis sueños, y como cada vez que sueño y llego a recordarlos, me gustaría contártelo. Te voy a describir este de ayer noche.
Era de mis tipos de sueños cinematográficos, en los que puedo describir toda clase de detalles, encuadres, vestuario, música ...Era un sueño… estilo… surrealismo italiano, pero versión española. Erais tú y unas amigas mías, y otra gente haciendo de figurantes.
El argumento: con la excusa de unas jornadas de concienciación de la realidad obrera actual, una amiga organiza una maratón en las ruinas de una ciudad romana, tipo Itálica… Las corredoras avanzan saltando muros, setos, mosaicos, y preciosos bancos de diseño clásico. .. En una de las escenas, una de ellas tropieza con su preciosa túnica blanca y escarlata. En otra, en unas termas romanas, mis amigas se introducen en las ruinas, repletas de bellos mosaicos en tonos dorados, azules y verdes. Las piscinas se ven llenas de agua cristalina y con olor a nardos y azahar. Ellas resultan ser ninfas que, de entre sus dedos, nacen pequeñas flores azules y rojas. Una de ellas mira a cámara y dice: <<¡La vida de una ninfa es muy dura!>>
Después suceden muchas escenas extrañas, ambientadas igualmente en Itálica.
Y la última, en la que tú sales, transcurre en una casa romana real, pero ahora estamos en su época de esplendor. Tú eres un artista que regentas una ceremonia en el patio de la domus, con túnica corta color amarillo pagano y bandas verdes. Unas preciosas piernas te asoman por la cortedad de la túnica.
Llevas máscara de teatro sonriente, atada con cinta roja de terciopelo. Llevas, además, una corona de hojas brillantes de laurel y flores de almendro.
Llevas máscara de teatro sonriente, atada con cinta roja de terciopelo. Llevas, además, una corona de hojas brillantes de laurel y flores de almendro.
Todo el patio está cubierto de mosaico preciosísimo y adornado de coronas de laurel.
Tú animas a un grupo de personas que entran en procesión al patio. Todo es muy alegre. Mis amigas llevan también túnicas de lino amarillo pagano, pero vaporoso.
Entonces suena música romana real (de la época, no hollywoodiense)
Es de noche, y el patio está iluminado por candelabros de bronce dorado.
Entonces suena música romana real (de la época, no hollywoodiense)
Es de noche, y el patio está iluminado por candelabros de bronce dorado.
Dos de las chicas alzan sus manos, mientras que tú cantas y animas la ceremonia. Llevas un bastón de madera tallado con acanaladuras de columnas, teñido de rojo y con apliques dorados. Las chicas elevan una vasija con el esqueleto de un bebé, aunque no resulta macabro. Es bonito…
Entre el esqueleto y el plato, hay hojas de laurel y otras hojas parecidas de las que ahora no recuerdo el nombre, y granos de pimienta.
En el cielo se dibujan resplandores rojos entre el azul oscuro, y sigues tú por la casa…. pero ya no recuerdo más… Jajajaja
En el cielo se dibujan resplandores rojos entre el azul oscuro, y sigues tú por la casa…. pero ya no recuerdo más… Jajajaja
QUIZANO: Oooooooohhhhh. Es el regalo más bonito que me hayan hecho en ningún cumpleaños.
Lo juro por Afrodita.
Me has regalado un sueño. Creo que voy a llorar.
Lo juro por Afrodita.
Me has regalado un sueño. Creo que voy a llorar.
QUIZASÍ: Anda, es verdad, tu cumple, felicidades… Habrá sido algún dios.
Y creo, QUIZANO, que en mi mente eres como la representación o genio del teatro, del teatro artístico y ritual, no sé…. ¿estás?
Y creo, QUIZANO, que en mi mente eres como la representación o genio del teatro, del teatro artístico y ritual, no sé…. ¿estás?
(Se oye el llanto de felicidad de QUIZANO, mientras se hace el lento apagón)
domingo, 30 de noviembre de 2014
primera lectura
Recuerdo perfectamente el día que aprendí a leer.
Aún recuerdo la palpitante emoción de las letras que, al juntarse, se hacían lenguaje.
Recuerdo el olor a lapicero de la habitación,
el hombro anguloso del maestro, transpirando a mi lado.
Y el resto, niebla:
los niños, los muebles, la luz.
Lo único realmente nítido eran los signos de ese libro coloreado que,
al juntarse, describían el Universo.
Aún recuerdo la palpitante emoción de las letras que, al juntarse, se hacían lenguaje.
Recuerdo el olor a lapicero de la habitación,
el hombro anguloso del maestro, transpirando a mi lado.
Y el resto, niebla:
los niños, los muebles, la luz.
Lo único realmente nítido eran los signos de ese libro coloreado que,
al juntarse, describían el Universo.
sábado, 22 de noviembre de 2014
El hombre más bello del mundo. Monólogo
EL HOMBRE MÁS BELLO DEL MUNDO
(Dos hombres sentados, HOMBRE1 y HOMBRE2, en la mesa de un café. Es de noche.
De cuando en vez, se oye ulular al viento)
HOMBRE1:
Hoy he visto al hombre más bello del
mundo. Habrá sido hará un par de horas, después de dejarte en medio de la
Procesión del Cautivo. Fui a mi estudio y quedé absorto un rato frente un papel
en blanco, donde ya no aparecía tu rostro. Sequé los pinceles y me fui derecho
a la Plaza de la Merced a por un café. Ese café de mis noches de sábado,
tras dejarte en el bar donde solo se oía
el jaleo de nuestros amigos cofrades. Bueno, tus amigos, y mis mejores
clientes.
Iba ya andando por calle Buenaventura,
cuando estos ojos se tropezaron con el resplandor de una tienda. El escaparate
estaba lleno de lámparas. Deslumbrantes lámparas exóticas de piezas multicolores.
Me adelanté un poco y vi, en el
interior, a un hombre de unos treinta y tantos años leyendo, sentado al final
de una escalinata, barbudo, moreno, vestido de negro. Le eché primero un ojo de
los que dura un relámpago; pero él alzó sus ojos y me captó. Yo aparté la
mirada. No tenía la intención de comprar, así que seguí inspeccionando el
escaparate y su espectáculo de lámparas turcas. Al poco, volví a echar otro
ojo... y allí seguía él, sonriéndome.
<<Entra, Alberto, no seas
tonto>> me dije... Así que crucé el umbral. Justo al tiempo en que él se
levantaba a recibirme.
Descendió de su trono como un
pantocrátor, cediéndome el paso al interior de su tienda. No podía dejar de
mirarlos ni a él, ni a aquella esfera de apabullante policromía que le
circundaba, sin sentirme extasiado.
A continuación se encendió un cigarro,
y quedó esperando fuera.
No sé cuánto rato pasé allí dentro
viendo luminarias, si un siglo, o un segundo. El caso es que ya me iba, cuando
me volví y le pregunté si abriría mañana domingo. Sonrió de nuevo, diciendo que
no, resbalando su vista hacia el suelo. Jamás, que yo recuerde, he contemplado
una virilidad tan dulce tras unas pestañas tan largas. Un fulgor secreto
emanaba de sus ojos de azabache. Le di las gracias, arrobado, examinando los
labios sensuales... Entonces caí en la cuenta de que me miraba el paquete... Yo
llevaba sin abrochar la bragueta. Otro de mis despistes ¿O fue ese el pretexto
para lanzar en mí su mirada?
En
todo caso, pronto saldré de la duda...
Porque yo tenía mis planes antes de
ver a este turco tan guapo, señor de la lamparería. Quería perderme, dar una vuelta por los
antros de siempre, tomar unas copas, bailar, quizás quitarme la camiseta,
entrar a algún cuarto oscuro... Quería revolcarme en el lodo antes de sentir
grabada su belleza en mi mirada...
Quería embadurnarme de cuerpos.
Olvidarme de tí.
Me dolió tanto lo que dijiste; mejor
dicho: lo que no me dijiste... Todo el fin de semana hablando y fantaseando,
para al final dejar la cita de hoy en agua de borrajas. No te lo montas bien.
Son demasiadas veces ya. Me has avisado para tomar un café porque te pillaba cerca la procesión de ese
Cristo que tanto veneras. No hacen falta
explicaciones. Ya lo has dicho todo antes en ese bar de fanáticos donde los
gritos me impedían oírte.
Tres semanas diciendo que si qué a
gusto en tu nuevo apartamento, que si te invito a un arroz, que qué tranquila
la playa...y cuando llego al fin a verte, ilusionado, saltando por encima de
costaleros borrachos y marujas con carritos atrincheradas en la acera, vas, y
me sueltas que te vuelves a La Cala, que te apetece estar solo, olvidándote
totalmente de lo que habíamos planeado.
Qué imbécil la gente que es capaz de
ir en pos de un maniquí al que atribuyen propiedades mágicas, qué imbéciles,
que compran mis esculturas. Qué imbécil yo, que lo hago por la pasta,
malgastando mi tiempo. Malgastando mi
tiempo con ellos, contigo… Qué imbécil... porque luego, después de esperar al
trono y sortear la calle y a la muchedumbre, me cuentas que te lo haces con
otro artista que te ha guiñado el ojo en uno de tus paseos por la arena. Desde luego que te vas a hartar. Málaga no es Encinas Reales.
Te vas a hartar de follar, amigo.
Ni siquiera te has dignado a acercarme al
centro en tu coche. Pero tampoco hacía falta. Me gusta andar, y adoro el
viento...La noche está movidita (Se oye una sirena). Oye las sirenas...(Se oye
un crujido) ¿Qué ha sido eso? ¡Están cayendo ramas de los árboles! A lo mejor ha caído en la cabeza
de uno de tus cofrades (Pausa, moviendo con la cuchara el café).
Pensaba ir Torremolinos, a los lugares de
siempre, a hacer lo de siempre... y resulta que, por el camino, me meto en ese
otro mundo, silencioso y sagrado, de la tienda de lámparas.
¿Para qué estropear el recuerdo de
una visión perfecta?
No me he tirado al gueto, como
pensaba hacer. Al final me he vuelto a casa, desde donde te he llamado. No, no
me ha pasado nada.
Simplemente, te dejo.
Déjame terminar.
Esperando al bus he intentado retener
la preciosa imagen del vendedor de luces. No tenía papel ni batería para
apuntar en el móvil mis impresiones. Pero sí he guardado en la memoria,
afanosamente, la imagen del lamparero, su amabilidad, su voz de plata, sus
perfectas manos inmaculadas. Y mientras retengo su imagen, me apeno, porque me
has dado de lado, y tu cuerpo se me hace inalcanzable...(Mirándolo con
melancolía) Cuánto he deseado este cuerpo. Él tiene algo de tí, o algo que,
mejor dicho, tenías.
(Pausa. Sonidos de un vendaval semejante
a voces).
Estoy cansado. Ya son 52 y algunas goteras a la espalda. A
veces me invade la sensación de que mi vida no me pertenece. O peor aún: la
certeza de que todo ha fallado, de que el que está aquí adentro no soy yo...
Buscando en el estudio unos libros
para la clase del lunes; en una caja, olvidadas, me he topado con un racimo de
viejas libretas. Libretas coloreadas y manuscritas llenas de dibujos y poemas.
La mayoría garabateadas solo en las primeras
páginas.
Igual ha sido mi vida. Un bello principio de
colores intensos, y después... una interminable sucesión de páginas en blanco.
Me ha hecho gracia lo de tu ligue el pintor. Tenías muchas ganas de ser mi
inspiración, servirme de modelo para una escultura, ponerle tus rasgos a uno de
mis Cristos, ¿no?¡ Pues mira por dónde! Seguro que él te hace un buen retrato ¿Es lo que querías, no? Ya lo estoy viendo. Un retrato en la arena, con el mar
de fondo...
Todo se me escapa: amigos, obras,
exposiciones, sueños, fama... He llegado a un punto de mi vida donde no
entiendo nada. Tampoco ha de haber un porqué de este naufragio, claro. El hecho
es que no voy a crear más durante un tiempo. Lo he decidido. No, de momento. Se
terminó. Necesito un paréntesis.
Ya solo las palabras me conmueven.
(Llega la camarera)
¿La
cuenta, por favor? (El HOMBRE2 hace el ademán de pagar, HOMBRE1 lo impide) ¡No!
faltaría más...
Cuando volvía en el autobús, después
de dejaros a tí y a la maldita procesión, ví que iban sentados, en frente mío,
siete hombres de mediana edad. Los
conté. Eran siete, como las siete virtudes teologales. Cada uno en su esfera,
ensimismados y divinos, en actitudes diferentes. El uno con los cascos, el otro
con la tablet, ése tecleando un móvil, aquél mirando tras el cristal...
Callados, celestiales. Lejanos. Todos parecían
uno. El prisma de un mismo ser. No eras ya... Yo ya... no te veía a tí.
Solo al hombre de la tienda de lámparas.
(Cogiendo la chaqueta para irse)
Creía que no iba a ser un hándicap vivir en
diferentes ciudades, pero ahora veo que sí. Por un momento pensé que eras el hombre más bello del mundo, mi gran
oportunidad; pero me doy cuenta que no, que el destino me castiga a seguir solo
(Le coge las manos). Mi vida, adiós. Me vuelvo a casa de mi madre, a pasar el
fin de semana con ella. Con ella y su amor incondicional, como bien dices
recordando la tuya, que en paz esté. Amor de madre, no el de dos mariquitas viejas como nosotros.
No pienso arrastrarme más por tus huesos, tío;
no pienso mendigar más en tu corazón. Volveré a permitir que esta vida me
sorprenda. Puedo soñar, mientras, con el lamparero, en su mágica vidriera
luminosa. Quiero libar del banquete de imágenes y palabras, de las fuentes de
belleza que jamás se agotan. Este lunes
volveré a su Olimpo de brillos, y
entonces lo sabré. Sabré qué me quiso decir con la mirada.
(APAGÓN)

jueves, 18 de septiembre de 2014
BUENILLO Y MALILLO
Malillo salió de su casa pisando charcos.
Buenillo salió limpito y con la tarea hecha.
Malillo no faltó al trabajo (que no le gustaba), y mientras sonaba a descanso, soñaba en la Isla de los Placeres.
Buenillo trabajó el doble y buscaba ser poderoso, sabiendo cómo era él, del bajo astral, sin gracia, ni imaginación.
Malillo se lió con su diecinuevemil ochocientos ochentayochoavo amante -con el que fingió sentirse muy amado- al salir del trabajo.
Buenillo comió la comida preparada por su marido, se acostó y tuvo una siesta plagada de pesadillas.
Malillo aspiró coca y humo, y licores baratos en el tropel de luces de la exuberante noche.
Buenillo probó el alcohol en el círculo de frases hechas y bailes de nieve.
Malillo sintió todo el peso de su existencia al quedar solo en su habitación, rota y desordenada.
Buenillo, con indiferencia, se acostó con su marido, o con él mismo, lo mismo da.
domingo, 14 de septiembre de 2014
QUIZASÍ Y QUIZANO: PRIMAVERA. Sainete cómico
QUIZASÍ Y QUIZANO: PRIMAVERA
(QUIZASÍ en una habitación, comiendo.
QUIZANO con maletas sentado en el banco de
una estación. Al fondo, una puerta con letrero,
es el W.C. de la estación.
Quizasí desde un pc. y Quizano con móvil y cascos)
QUIZANO con maletas sentado en el banco de
una estación. Al fondo, una puerta con letrero,
es el W.C. de la estación.
Quizasí desde un pc. y Quizano con móvil y cascos)
QUIZASÍ. ¡Eooooooo!
QUIZANO ?(Sacando una pequeña pancarta con el símbolo
de interrogación)
QUIZASÍ. ¿Estás vivo, QUIZANO?
QUIZANO. Sigo vivo, pero
ni idea de quién eres…
QUIZASÍ. Soy yo, QUIZASÍ…
QUIZANO. ?(vuelve
as sacar la interrogación)
QUIZASÍ. El profe de diseño, ¿recuerdas?
QUIZANO. Ah,
maricón, no caigo. A ver, sigue, dame detalles…
QUIZASÍ. El que pone nombre a las gatas…
QUIZANO. Aaaaah,
¿eres tú? ¡QUIZASÍ!
QUIZASÍ. El mismo.
QUIZANO. Hálaaa ¿En serio?
QUIZASÍ. ¡Siií! ¿Qué haces?
QUIZANO. Mira
que eres capullo
QUIZASÍ. ¡Jajajaja!
QUIZASÍ. ¡Jajajaja!
QUIZANO. Perdí tu número, porque volví a estar sin móvil
desde el octubre pasado. Se me cayó en el retrete. Tardé
tres meses en comprarme otro con chat. ¿Y
qué te has hecho, que no te conoce ni tu madre?
QUIZASÍ. Un
tintazo, ná más que eso. El resto está
todo igual.
QUIZANO. No, que también te has rapado. Has pasado de
melena-rala-alternativa a mari-rapada.
QUIZASÍ. Sí, rapado del todo. Ya te digo, es más
cómodo así.
QUIZANO. Yo me he pasado 20 años mari-
rapada, y ahora que quiero pelo, ¡ya no tengo! Una pena.
rapada, y ahora que quiero pelo, ¡ya no tengo! Una pena.
QUIZASÍ. Ajammm…
QUIZANO. ¡Tábatha, te necesito!
QUIZASÍ. ¿Me necesitas? ¿Y eso?
QUIZANO. Estoy
en la estación de autobuses. Si te pasas se agradecerá. Aunque solo estaré hasta las 9...
QUIZASÍ.
¿Y qué haces allá?
QUIZANO. Anda, vente
un rato… (mimoso) capullo… Y me
restriegas el paquete por la cara.
QUIZASÍ. Las
hormonas y su indescifrable decanato. Ellas rigen la hirsutez
de nuestros cuerpos. No puedo ir ahora a la estación…
QUIZANO. ¡Anda!...Una
hora exactamente me queda... Estoy depilado.
QUIZASÍ. Huyyyyy,
y rasparás y todo, ¡y más de un día para otro!
QUIZANO. Me
operaron de dos hernias (ombligo e inguinal) el 31 marzo en
la Cruz Rosa, aquí, en la ciudad. Todavía no me ha crecido vello lo suficiente.
QUIZASÍ. Lo
siento, qué fuerte… ¿Y eso? ¿Del ejercicio?
QUIZANO. La agrandé terriblemente, con mi buen hacer
gimnástico. Ahora, después de 2 meses en
absoluto reposo, tengo las carnes flojas.
QUIZASÍ. Debe doler. Pero, dime: ¿vas de regreso al pueblo?¿Cómo has escapado de tu
montaña mágica? ¿Venías a ver a algún
macho dominatriz?
QUIZANO. Acabo
de llegar en tren desde la capital.
QUIZASÍ. ¡Ahmmm la capital! De recorrer tugurios de hombres abisales, hum.
QUIZANO. ¡Calla,
qué cerdos!…Qué rabos gordos y duros en la penumbra.
QUIZASÍ. Seguro,
como manojos de jureles.
QUIZANO. ¡Cierto!,
el viernes dos señores rociaron mi lampiño cuerpo con su semilla.
QUIZASÍ. Tu ritual de primavera. Estarías en tu
fluido natural, como una diosa.
QUIZANO. ¡Vente
a la fiesta bear!
QUIZASÍ. ¿Hay
una fiesta bear? ¿Dónde?¿Cuándo? Yo solo voy si hay orgía.
QUIZASÍ. ¡Pero si es en tu pueblo! ¡Qué modernas!¿Cuándo
es el festival osezno?
QUIZANO. Regarde-le sur le lien que je viens de
t'emvoyer.
QUIZASÍ. Me
gusta cuando me susurras on Français.
QUIZANO. 155€ tout y compris.
QUIZASÍ. Creo
que ya estaré libre en las fechas.
QUIZASÍ. ¡Oh, ya sé lo que es....!
QUIZANO. Ahhhh...
QUIZASÍ. Ooohhhhhh...
QUIZANO. Ni
mota de polvo en mi vida.
QUIZASÍ. Quell
merveille! (QUIZANO muestra por el
whatssap una foto con tres aspiradoras,
cada una de una clase y color).
QUIZANO. ¡Y las tres son mías!
QUIZASÍ. Comment s'appelle?
QUIZANO. Hoover
Elite.
QUIZASÍ. ¿Esa
es la amarilla?
QUIZANO. La
azul claro. Es la nueva niña. La amarilla
es la Hoover Dial-a- Matic de 1968.
QUIZASÓÍ. Preciosísima.
QUIZANO. Pronto
la olvidaré en mi cementerio de aspiradoras.
QUIZASÍ. Bueno,
piensa que alguna vez alguien montará un espectáculo radical con tus
aspiradoras. Hombres danzando desnudos al son de los movimientos de las máquinas sobre
el parqué. ¿Y la azul profundo?
QUIZASÍ. Genial, Samantha. Representa mi más tierna infancia…
QUIZANO. Nada
de parquet, moqueta-moqueta…
QUIZASÍ. Eso,
moqueta.
QUIZANO. Lo
moderno siempre es la moqueta, lo moderno tiene pelo.
QUIZASÍ. ¡Viva
la modernidad hirsuta!
QUIZANO. Suelo
con pelo...
QUIZASÍ. Paredes
con pelo...
QUIZANO. Claaaaaro...
QUIZASÍ. Mobiliario
velludo...
QUIZANO. Como
en la nave espacial de Barbarella (Pausa)
Tengo ganas de evacuar…
QUIZASÍ. Pues
ya sabes, al lado de la cafetería…
QUIZANO. (Con fastidio) Sí, claro, con la mochila, y la aspiradora decapitada en dos bolsas…¡Pero mear sí que puedo!…
QUIZASÍ. Cabe
todo, lo suyo es jugar con el espacio... ¡Ten cuidado con el móvil!
QUIZANO. Ay, lo
mío me ha costado… (Va al W.C.,
entra con dificultad con las bolsas. Se oyen los
sonidos propios del water closed. Apertura de tapa, ruido
del cinturón al caer, chorrito de pís, el agua
de la cisterna ruidosa, etc. Al cabo, sale QUIZANO, que se
sienta en el banco y advierte algo tras la cuarta pared) Oh-oh…Maricones en la bus terminal. Grrrr…Tengo uno que se acaba
de sentar justo enfrente…
QUIZASÍ. ¿Y cómo es él?
QUIZANO. Musculoso y de desagradables ojos azules.
QUIZASÍ. ¿Te
ha visto salir de los retretes?
QUIZANO. Estoy
en un banco sentado. Está frente a mí, a unos 3 metros…
QUIZASÍ. Algo
querrá, algo querrá... ufff, qué ganas de
follar me dan a la cena (Tocándose).
QUIZANO. Pues yo, llevo
semanas con nulas ganas. Mi culito está
cerrado a cal y canto, ¡y así seguirá!
QUIZASÍ. Ohhh. ¡Tu culito es tan bonito! ¡Es una penita pena.
QUIZANO. Me
he vuelto maricón asexual. Indiferente e impasible a miembros viriles ajenos.
QUIZASÍ. Con
lo bien que se llevaba mi miembro con él.
QUIZANO. Cierto
es.
QUIZASÍ. Y
lo bien que se compenetraban.
QUIZANO. Qué hermoso es tu pene: Lo siento aún rozando mis prietas y velludas
nalgas...
QUIZASÍ. Ya,
es deleitoso follar contigo.
QUIZANO. ...Hasta
que, de repente, como quien no quiere la cosa, tu verga se abre paso
sin dificultad hacia el fondo de
mi gruta del placer….¡Oh! ¡No, no, noooooo, tengo pensamientos impuros y podría echar
por alto mi estatus de chico virgen y asexual! ¡Y eso sí que no!
QUIZASÍ. ¡Cuánto
polloncerío desperdiciao!, ¡ay!
QUIZASÍ. NELLY!!!!
La más mala de todas. ¡¡¡Love her!!!
QUIZANO. Sí, mala jaaja. ¡Fantástica Nelly!
QUIZASÍ. ¡Qué
buenos recuerdos!
QUIZANO. Así
hemos salido todos de maricones, jaaja...
QUIZASÍ. ¡Claro!
¡Porque así ha de ser!
QUIZANO. Todos
queríamos a Nelly en el fondo. ¡Y qué repelente, la Laura!...
QUIZASÍ. Marcó
un antes y un después de las malas de la tele.
QUIZASÍ. ¡¡¡Victor French!!! Qué morbazo tenía…
QUIZASÍ. ¡Qué precocidad, Quizano! ¡Si alguien te leyera!
QUIZASÍ. Jó. Yo
los detestaba, me daba más morbo el loco romano con el león…
¿cómo se llamaba...?
QUIZANO. Era lo más parecido a una leatherona que yo
podía imaginar…siempre he sido un niño pervertido.
QUIZANO. Amo
los bigotones desde infante.
QUIZASÍ. Me
too. Mi primer polvo fue un señor con
bigote. En una cruz de
mayo, en Granada. Muchos años después me
lo encontré en una orgía. Le dije entonces que él había sido mi primer amor.
Se cortó un montonazo y se fue corriendo
de allí... Qué extraño. Habían pasado casi 30 años, pero se conservaba idéntico, solo que
canoso. ¡¡¡Y con el mismo bigote!!!
Apenas nos escribimos unas cartas y nos vimos tres o cuatro veces, pero aún conservo aquellas misivas de amor escritas a mano, con su letra tan pulcra y redondita. Me quedé un poco consternado, en la fiesta. Tuve muy poco tacto. Se lo dije delante de unos cuantos
orgiantes, previamente al acto, mientras se iban desnudando: <<¡Ramón!, ¡eres Ramón!, ¡mi primer amor...!>>
QUIZANO. Ayyy,
¡qué bonitooo!
QUIZASÍ. Me
miró, se puso nerviosísimo, cogió la ropa y se fue. ¡Ay, lo que me entró por el cuerpo! Quizano, ¿nunca te ha ocurrido nada parecido?
QUIZANO. Curiosamente, otro Ramón (éste de mi edad y de hiper-velludas
piernas también) fue mi primer amor. Por cierto, lo veo mucho últimamente... Pero ni lo miro ni me
mira, del ascazo que me da, el tío.
QUIZASÍ. Todas se llaman
Ramón.
QUIZANO. Sí…
QUIZASÍ. Y de tu pueblo…¡Qué
pena!, si viviéseis en la Metrópoli, quizás os miraríais de otra
forma!
QUIZANO. Puede, yo soy una mari muy desenvuelta para ser de pueblo...
QUIZASÍ. ¿Sigue con su bigote?
QUIZASÍ. ¿Sigue con su bigote?
QUIZANO. No,
mi Ramón carecía de mostacho, solo tenía vello en las piernas.
QUIZASÍ. Ah, sí, ya me dijiste, y...¿Qué hicísteis la primera vez? Éste me la intentó colar sin éxito. Comió de mi falo y bebió mi esperma. La
primera que probé fue la suya, tenía el sabor del
mar.
QUIZANO. Yo se la mamé al mío durante un buen par de años. Básicamente
eso. Hasta que me harté; soy de poca paciencia y
borde en extremo cuando alguien
lo merece. Vamos, una desagradable de tomo y lomo…
QUIZASÍ. ¿Qué
edad tenias? Yo 21.
QUIZANO. Yo 18. La última vez que quedé con él sin hacer nada, fue... hará... unos 20 años.
QUIZASÍ. ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Yqué tarde
llegamos al sexo!
QUIZANO. ¡Siiií, qué tardeee! ¡Y qué tontos!
QUIZASÍ. ¡Siiií, qué tontos!
QUIZANO. ¡Siiií, qué tardeee! ¡Y qué tontos!
QUIZASÍ. ¡Siiií, qué tontos!
QUIZANO. ¡Qué tontos! Me hubiese gustado empezar mucho antes, con 15, ¡o incluso 12…!
QUIZASÍ. ¡Y con
alguien mayor y peludo!
QUIZANO. Siiiií. Santitos que fuimos. Con
lo bien que lo habríamos pasado de niños chupándosela al lumpen: obreros,
chonis, albañiles policías…
QUIZASÍ. Fuimos dominguitos-sabios que entregábamos nuestra virginidad
al martirio, matándonos a comernos el coco.
QUIZANO. ¡Tontos!… Si no hubiese sido tan beato, yo hubiera ido con mi culito hidratado y muy dilatado para mi tierna edad, colmado de fluido viril.
QUIZASÍ. ¡Si te oyera un putinita!
QUIZANO. ¿Pederastia? Qué va. ¡Práctica ancestral mediterránea! Mira esos curas.
QUIZANO. ¿Pederastia? Qué va. ¡Práctica ancestral mediterránea! Mira esos curas.
QUIZASÍ. Sí... yo hubiera sido mucho más feliz cediendo a las miradas impúdicas de mis
compañeros y levantando el paño de pureza de los crucifijos. Había un Cristo en la Iglesia de Fátima con pelo rubio y cuerpo atlético. Parecía dormido. El paño era de tela. Había días que mientras le rezaba soñaba que le arrancaba del tirón el trapo.
Y polucionaba todas las mañanas sin darme cuenta; y mi madre, impertérrita, mudaba a diario las sábanas…Si no hubiese sido tan beato...
Y polucionaba todas las mañanas sin darme cuenta; y mi madre, impertérrita, mudaba a diario las sábanas…Si no hubiese sido tan beato...
QUIZANO. Y todo porque en las casas no se hablaba de eso. Pero el caso es que yo era un niño con mucha
necesidad de hombre-hombre; de una manaza fuerte y
peluda, guiándome.
QUIZASÍ. Yo me enamoré de
un primo mío francés. Llegó adolescente, un verano. Era rubio, como el Cristo, y muy educado. Se llamaba Marc Henry; yo tendría unos 10 años, y
él unos 20. Nos bañábamos juntos en la mar y nos mirábamos,
extrañados. Me golpeaba el corazón bajo las olas.
QUIZANO. Qué bonito. Un hombre para tus ojos de niño.
QUIZASÍ. Sí. Por eso hay
que incendiar todo templo que no sea consagrado a Venus.
QUIZANO. Yo me enamoré de Rogelio: Un chulo de la edad de mi hermana que tenía en
un altar. Pelo largo liso y bigote. Hace pocos años, volvía
yo del Mercadona de comprar un Don Limpio y, por la acera de enfrente, veo un tío que
me resulta super-atractivo...¡ Coño, Rogelio! Tanto y tanto lo miré, que al final me dijo adiós. Creo que me reconoció. Me sentí viva y contenta jajaja: Como una adolescente que lleva en su carpeta de gomas fotos de Pedro Marín (U otro cantante juvenil al uso).
QUIZASÍ. Ese sí que sigue
fantástico. El tiempo no pasa por él. Me da a mí que pactó con el diablo. Lo tengo
agregado en mis redes. Qué hombre tan sicalíptico.
QUIZANO. Yo era más de Pedro Mari Sánchez. (Se oye el ruido del autobús) Huy, ahí
viene el bus. Te dejo, que he de regar mis macetas.
QUIZANO. (Quizano
le envía un vídeo. Sale de escena, se oye el autobús partir
con la canción de fondo. Es "Gigliola Cinquetti - No tengo
edad (En español)" http://youtu.be/7r87MMSdNug).
https://www.youtube.com/watch?v=7r87MMSdNug
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