
Los ojos de Ana me han descubierto esta noche el deslumbrante pasado del alma.
Para que aquello que fue vuelva, recordaré esa mirada plácida de amor y distancia, que pinta las tormentas y las deja, aplacadas, en la quietud del marco.
Para que aquello que fue vuelva, recordaré esa mirada plácida de amor y distancia, que pinta las tormentas y las deja, aplacadas, en la quietud del marco.
No seguir el juego, ir más rápido que el viento, ser piedra. No mezclar ámbitos, dividir emociones. No serás uno, pero sobrevivirás.
Todo cataclismo nos devuelve al útero oscuro donde surgen el grito, la súplica, el deseo de infinito, el renacimiento.
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