domingo, 12 de diciembre de 2010

visiones nocturnas

 

Los ojos de Ana  me han descubierto esta noche el deslumbrante pasado del alma. 
Para que aquello que fue vuelva, recordaré esa mirada plácida de amor y distancia, que pinta las tormentas y las deja, aplacadas, en la quietud del marco.
No seguir el juego, ir más rápido que el viento, ser  piedra. No mezclar  ámbitos, dividir emociones. No serás uno, pero sobrevivirás.
Todo cataclismo nos devuelve al útero oscuro donde surgen el grito, la súplica, el deseo de infinito, el renacimiento. 


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